Nací en el año 743 antes de Cristo en grecia. Mi madre era una esclava y mi padre un político homosexual que gustaba de masturbarse al aire libre mientras caminaba por la polis.
Mi infancia fue difícil, ya que yo era acosado sexualmente por un perro de tres cabezas y cinco vergas.
Cuando llegué a la adolescencia, mi homosexual padre me compró un auto volador después de masturbarse en la cara del vendedor.
En ese auto volador tuve mi primera experiencia sexual con una hermosa muñeca Barbie. Cómo olvidarlo. Ella tocando mi pene de tres centímetros con sus manos de plástico y yo acabando en su cabello hecho de cabello real humano arrancado a los muertos.
En ese mismo auto tuve mi primera masturbación anal con un pepino, una lata de duraznos en almibar y un poco de sosa cáustica. El mejor día de mi vida. Indescriptible sólo con palabras.
Pasados los años, decidí entrar a la universidad a estudiar la carrera que mi padre había aprendido: Masturbación y ciencias de la vida.
Mi primer año fue como una estadía en un barco de lujo; todos los días aprendía nuevas posiciones para masturbarme y para masturbar, además de que aprendí en química una fórmula para mantener la erección por más de siete días. Recuerdo la cara de mi profesor de masturbación al verme la polla dura aún después de masturbarme más de diez veces. Aquel día terminamos en un loco y desenfrenado acto sexual que terminó con el embarazo y discapacidad de mi profesor (que de hecho, no volvió a sentarse nunca más).
Una vez graduado, decidí unirme a los Jedi y combatir a Batman para salvar el planeta Namek de los horribles umpa-lumpa.
A partir de ese día, mi vida no volvió a ser la misma.
Conocí a una hermosa joven de piel verde como un sapo y con el cabello largo como el pene de un gigante. Rápidamente nos enamoramos y tuvimos mucho sexo el día de nuestra boda.
Salí embarazado de tres hermosos perros pudle que, a día de hoy, están estudiando la preparatoria en la universidad de oxford.
Dedicí dejar a mis hijos al cuidado de mi hermana, Lola la trailera, y me embarqué en un viaje para hacer mi verdadero sueño realidad: Ser fotógrafo de porno zoofílico, necrofílico y pedófilo.
A día de hoy, soy el fotógrafo zoofílico mejor pagado del mundo, soy el mejor bailarín de flamenco y soy la mejor bailarina en el table dance "la playa" que está en la esquina de Juárez y Reforma en Guadalajara.
Y esa, amigos míos, es mi verdadera historia, llena de venturas y desventuras de la vida.
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El profesor embarazado me pidió una compensación económica y, a la fecha, seguimos discutiéndolo en el tribunal.
Mi primer auto fue vendido para poder pagar mi primer consolador de plástico. Dejé en el auto mi amado y viejo pepino que aún extraño y lloro por él en las noches.
La muñeca que me quitó la virginidad, fue vendida en una tienda "todo 3 pesos" en el centro de Guadalajada.
Mi esposa me dejó por un calamar volador del planeta Astarúpides que está a cien mil millones de años luz de Júpiter.
Mis tres hijos pudle son homosexuales y mantienen relaciones sexuales a diario entre ellos.
Gracias por leer. Hasta la próxima.
P.D.: Nunca le guarden cariño a una muñeca Barbie.
*La polis es el cómo llamaban los griegos a sus ciudades.
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